¿Quieres completar tu rutina facial y no sabes cómo? Tenemos la solución perfecta: necesitas un sérum facial.
Un sérum es un producto mucho más ligero que una crema hidratante, y sus activos se encuentran en una concentración mucho mayor. Penetran rápidamente en nuestra piel y sus efectos se notan en muy poco tiempo, por lo que su eficacia es evidente con un uso constante. Los sérums o sueros son el complemento perfecto para nuestra rutina, pero ¿cómo se aplican?
Paso 1: Limpieza facial
El primer capítulo de la rutina facial siempre debe ser una buena limpieza de tu rostro. Debes aplicar tu sérum antes que la crema y con el cutis limpio y libre de agentes nocivos, así los activos del producto no se toparán con ninguna barrera que impida su absorción. Notarás una suavidad inmediata debido a la textura ligera característica de los sueros.
Paso 2: Poca cantidad
Debido a su ligereza, no se necesita mucha cantidad de producto para que los sérums se extiendan con facilidad y cubran tu rostro (conviene que, además, extiendas un poco hacia la zona del cuello y el escote). Si se forman pequeñas acumulaciones de suero, parecidas a bolitas, sobre tu piel, te darás cuenta de que has usado demasiado.
Paso 3: Aplicación
Recomendamos que te apliques tu sérum desde el interior del rostro hacia afuera con un suave masaje circular. El producto penetrará en tu piel rápidamente, ¡y listo! Ya puedes proceder a aplicar el resto de cosméticos que conforman tu rutina diaria. Lo ideal sería que incluyeras este tratamiento día y noche para unos resultados mayores. Además, si lo utilizas como complemento de tu crema hidratante (siempre antes de la misma), esta reforzará sus resultados. ¡Son todo ventajas!